Cortado en diagonal, redondeado, corto, desfilado o largo: hay muchas maneras de llevarlo. La cuestión es: ¿cuál es el que te favorece y cómo cuidarlo?
Los flequillos están por todas partes y no sólo los vemos en los desfiles, la alfombra roja y las fiestas más exclusivas de la jet-set; también los vemos mucho por las calles. Los flequillos son muy versátiles. Esta temporada además vemos que se lleva de todas las larguras. El flequillo puede ayudar a disimular frentes muy largas y encuadrar el rostro. Con un poco de “savoir-faire” puedes utilizar tu flequillo incluso para disimular algunas arruguitas de expresión.
Además, si te gusta experimentar con nuevos estilos de peinado, el flequillo te lo permite. Se puede recoger a un lado con originales horquillas y tirarlo hacia detrás con una diadema. Y no te preocupes, incluso cuando empieza a crecer podemos lucirlo con estilo. De hecho, si lo cuidas bien, en versión larga puede ser incluso mejor.
El flequillo está especialmente recomendado a las mujeres con el cabello fino, sobre todo si parte de lo alto de la cabeza y recae sobre el rostro con mucho volumen. Nuestro consejo, en el caso de que tu cabello sea rizado, es que te olvides del flequillo.
- Si tienes algunos problemas en la piel, seca tu flequillo con un secador y un cepillo redondo bastante grueso, así evitarás todo contacto (o casi todo) con tu piel. Aplicarte un poco de laca en el flequillo también te vendrá bien porque envuelve el cabello y lo protege de la piel grasosa.
- En el caso de que no tengas tiempo de lavar tu cabello, puedes usar un champú en polvo para lavarte el flequillo. Cepíllalo y estarás lista para salir de casa.
- En tiendas especializadas puedes encontrar unos prácticos papeles ratificantes para la piel que te servirán para absorber el exceso de grasa de la frente, así el flequillo se mantendrá perfecto.
- En la medida de lo posible, evita tocar tu cabello y flequillo durante el día.